Si pudiera hablar
de un lugar y espacio perfectos de seguro que mi mente me remonta a ti.
Porque aun en tu imperfección descubrí un universo abstracto que hicimos
realidad. Aunque para llegar a ese lugar el camino era más oscuro y
duro que la misma muerte.
Aun así no me importó morir para llegar a
ti, porque sé que volví a renacer mil veces. ¿Qué si te quiero? sería
solo divagar, más bien te amo más que a la vida misma...
Eres como el
viento con la capacidad de traspasar desde mis huesos hasta la última de
mis células, eres más que materia, eres la esencia que le dio chispa a
mi vida. Quién diría que ese a quien llamo simplemente tu, fuiste
mi verdugo y absorbiste cada espacio de mi hasta dejar solo el vacío.
Hoy que estás y no estás, hoy que eres y no eres, pienso que quizá ya
no quedan más vidas, solo esta, la mortal. Aprenderé a vivir con tu
recuerdo aunque tal vez sea la sombra que opaque el más brillante de los
días. Aun así con todo y el vació, con una sola vida, estoy segura que
nadie más me podrá llevar al lugar que solo tú y yo conocimos un día;
donde la felicidad respiraba y fuimos uno solo casi fundidos y detenidos
en el tiempo.
Reí tanto en ese tiempo, aunque ahora solo sonrío con
dificultad; no importa al menos conocí lo que pocos conocieron y con
eso me basta, pero también a lo mejor eso duela más que cualquier gran herida física.
Porque cuando encuentras el complemento de tu existencia y un
día sin sospecharlo lo pierdes, recibes el peor de los castigos, vivir muerto en vida. Sabes que respiras, pero dentro de ese cuerpo las
llamas del dolor consumieron el espíritu. ¿Qué me queda? mucho o tal
vez nada solo sé que si algún día despertara y no existieras, me daría
cuenta de que yo tampoco existo ni volveré a existir.
Gesenia Úsuga